Reliegos: Un poco de historia.
En el paraje de la Toza existe un yacimiento del Paleolítico, donde se han recogido, en superficie, un total de 118 piezas diversas. Del Neolítico se han encontrado hachas de sílex (“piedras de rayo”), lascas, etc. De la edad de Bronce, un hacha con anillas. De época romana, una tégula con la inscripción Legio VII, molino completo, tégulas y trozos de terra sigillatta en el pago de “Vallorno” (“Valle del horno”). De época medieval, múltiples materiales, tanto en el pueblo corno en diversos despoblados cercanos. Importante la estela funeraria discoidea, posiblemente de la Edad Media, hoy en el museo de la Universidad de León. En el museo Nacional de la Ciencia se encuentra expuesto el meteorito (condrito de tipo L5 de 8,9 kilos de peso) caído en la calle Real de Reliegos hacia las 8 horas del 28 de diciembre de 1.947.
En Reliegos llegaron a confluir tres calzadas militares romanas. Significativo el nombre de Valdearcos (“Vallis-arcuurn Valle de los arcos”), en clara alusión a un puente romano por el que pasaban las legiones, enclavado en lugar desconocido. Comúnmente se le atribuye el asentamiento de la ciudad romana de Pallantia, denominada por Ptolomeo como “Pelontiun”, que incidía en las rutas de Tarragona y Burdeos en el camino de León al Pirineo oriental. Esta mansión se menciona en la vía n° 32 y en la n° 34 del itinerario de Antonino Augusto Caracalla (211-217), escrito en el siglo III, en tiempos de Diocleciano tal vez (284-306). En la biblioteca de El Escorial hay una copia manuscrita del siglo VIII y en el museo Arqueológico de Tarragona existe una inscripción que recoge el nombre de una mujer, Licinia Flacila, originaria de Pallantia. Esta ciudad fue saqueada en el 456 por Teodorico II. En la expansión astur de la reconquista (718-910) esta mansión aparece dentro del Campus Gothorum como asentamiento importante. En los años de crisis de la monarquía visigoda, tras la invasión bereber, sus campos son abandonados, conviniéndose en matorrales y robledales. La llegada de población mozárabe revitalizó demográficamente el entorno del Esla.
De acuerdo con la ley romana que habían asumido los godos, los bienes de nadie (bona vacantia) eran del Estado. En la repoblación los reyes ofrecían “tierras de nadie” a todo aquel que estuviera dispuesto a trabajarlas y defenderlas. Este ofrecimiento real siempre se aceptaba en grupo. El jefe del grupo elegía las tierras que habían de roturar y las repartía entre sus compañeros en lotes, hoy llamados “suertes”. El nombre de Reliegos lo da el cabeza de familia que toma estas tierras ‘por pressura” y se asienta en este lugar. La raíz de este nombre es latina: verbos ‘relinquo” (“dejar restos”) o ‘relego-is” (“agrupar de nuevo”), sin desestimar el substantivo “reliquiae-a’rum” (“reliquias, restos”), tan admiradas por los peregrinos a partir del siglo VIII y IX. En el testamento del rey leonés Ordoño II, de 16 abril de 916, aparece ‘Relligos”, junto con Sancta Marta, Villamarco, Castrofadoth, Veiga, Villaedam, Castro de Terra, Fresno y Valdeasnarios. Con Ramiro III, Reliegos, junto con Villamarco, pertenece al Payuelo. El 16 de noviembre de 985 Vermudo II (Tumbo de León, s. X) dona a Sabarico, obispo de León, “Reirigos”, Cornelios, Villa Marco, Sancta Marta y Valle Asnarios. Fernando I y Sancha, después de la persecución de Almanzor, devolvieron Reliegos a la iglesia y nombraron obispo a Cipriano. En el fuero real de 22 de febrero de 1112, Reliegos es villa del monasterio de San Cebrián de Valdesaz. En 1116 Reliegos es citado en un documento de Doña Urraca. Reliegos aparece en algunos documentos como perteneciente a Las Matas de Cea (Becerro II). Fernando II, el 20 de julio de 1170, otorga a la iglesia de León las villas de Reliegos, Santas Martas y Villamarco y firma el fuero o señoría. En un documento del Tumbo (s. XI) se cita la villa de “Reliquos”. A partir del s. XIII, Mansilla ejerce dominio sobre Villa Longos, Villa Malelos, Santas Martas, Escarbayosa, Peniella, Reliegos, Valdeasneros y Villamarco. El 21 de enero de 1257 da comienzo una serie de controversias entre la iglesia de León y Mansilla, disputándose ambas la propiedad de las villas indicadas, cuestión que llegará hasta la sede del papado en Aviñón. El 3 de enero de 1257 Fernando IV suprime en Mansilla y su alfoz los merinos reales. En un documento de 28 de noviembre de 1263 aparece el nombre de San Cebrián de Reliegos. En otro documento de 25 de agosto de 1267 se denomina “Religos”. El 9 de junio de 1288 se traslada el acuerdo de avenencia entre el cabildo de León y el Concejo de Mansilla sobre los derechos de ambas partes en las villas de Reliegos, Santas Martas, Villamarco, Valdeasneros, Escarbajosa, Penilla y Santa Cruz y se regula la colaboración - de éstas para la construcción de las murallas, correspondiendo a Reliegos nueve almenas con su muro y limpieza de la cárcava (desde la Torre del Rey hasta la puerta del Camino de Santiago). El 2 de junio de 1372 Enrique II otorga un privilegio rodado eximiendo a Mansilla y su alfoz del pago de diversos impuestos en los lugares de los reinos de Castilla y León. El 28 de enero de 1403 Enrique III impone a Santas Martas, Reliegos y Villamarco la obligación de pagar una derrama de 30.000 maravedíes en favor de Mansilla. En 1430 Reliegos pasa a pertenecer al señorío de los Enríquez. Hacia 1456 depeude de D. Fabrique, Sr. Almirante de Castilla, así como Santas Martas, Luengos, Malillos, Villamarco, El Burgo Ranero y otras poblaciones. Entre 1608-1627 Reliegos aparece en el libro de las Martiniegas de Mansilla. Con fecha 23 de septiembre de 1676 se promulgan las ordenanzas de Reliegos (Archivo Histórico Provincial de León).
En 1808 las tropas francesas del mariscal Soult pasan por Reliegos para atacar Mansilla. Por Reliegos pasaba la Cañada de la Mesta (Cañada Leonesa Occidental). El 30 de noviembre de 1833 Fomento promulga la nueva división territorial realizada por Javier de Burgos, pasando Reliegos a pertenecer al ayuntamiento de Santas Martas. En septiembre de 1866 queda abierta y en explotación la línea de ferrocarril Palencia-León, lo cual supone el inicio del progreso para toda esta zona.
El Pueblo
Reliegos, a una legua de Mansilla conforme al famoso adagio popular “De las leguas bien medidas, de Reliegos a Mansilla”, pertenece actualmente al Ayuntamiento de Santas Martas, juntamente con Vilamarco (por su demarcación también pasa el Camino de Santiago), Luengos, Malillos y la Estación de Valdearcos. En la actualidad tiene unos 200 habitantes. En la construcción destaca la arquitectura popular del adobe y del tapial, complementado con armante de madera, techumbre entramada con zarzos y cubrición con teja árabe. Las bodegas son pieza importante en la vida cotidiana campesina, pues no sólo sirven para hacer y guardar el vino, sino también para conservar ciertos alimentos, lugar de reuniones y acontecimientos; significan un pretexto para reunirse con los amigos, comer, beber y cantar las canciones del lugar como la que dice “de Reliegos sale el sol,/de Santas Martas la luna/y mi morenita sale/ de Mansilla de las Mulas”. Interesantes son los típicos colmenares de mimbres revocados con barro, así como los palomares, que podrás observar en ruta. Pueblo eminentemente agrícola.
El albergue
En este acogedor pueblo encontrarás un lugar para la conversación, el sosegado descanso, la soledad y el silencio. En él gozarás de la hospitalidad de sus gentes, pues siempre ha mantenido la tradición jacobea. Por sus tierras ásperas y barbechadas cruza la vía romana Trajana o Calzada de Peregrinos y, desde el siglo XII, el Camino Francés atraviesa por el centro del pueblo en dirección a la villa amurallada de Mansilla de las Mulas. En el capítulo 11 del libro V ( “Liber Sancte Jacobi’) del Codex Calixtinus, escrito por el clérigo poitevino Aymery Picaud hacia 1130, se sitúa a Reliegos en la 8a etapa que va de Sahagún a León.
Ya en 1084 Pelayo, obispo de León, construyó un hospital para peregrinos frente a la iglesia de Santa María, entregándole para su mantenimiento, entre otros, la tercera parte del diezmo que la iglesia de Reliegos recogía en las paneras, adosadas a la parte lateral izquierda de la antigua iglesia, y entregaba a la de León. En la Edad Media Reliegos ya ofrecía al peregrino un pequeño hospital (aún existe parte de su estructura).
En la actualidad posee un acogedor albergue denominado Don Gaiferos, en alusión al romance más auténtico e inspirado en la peregrinación del viejo concheiro de blancas y largas barbas con “ojos de dulce mirar/ ojos garzos, leonados,/ verdes como agua del mar”, referido al conde de Poitiers, Guillermo X, peregrino que falleció en 1137 en la catedral compostelana a los pies del apóstol Santiago durante el canto de los oficios del Viernes Santo y que, posteriormente, daría lugar a una hermosa leyenda.
La Iglesia
La antigua iglesia, situada en un altozano cuyo ábside en minas aún se conserva, era del siglo XV Tenía una sola nave de 30,00 m. de longitud, incluido el presbiterio, y 8,08 m, de anchura, apoyada sobre cinco contrafuertes a cada lado. D. Juan Crisóstomo Torbado, arquitecto diocesano, en fecha 24 de septiembre de 1939 emitió un informe, pormenorizando las causas del derrumbe, en el que dice textualmente: “En las armaduras de la nave del actual Templo parroquial quedan aún restos del antiguo artesonado, que deben recogerse cuando dicha nave sea desmontada... Procedente de la antigua iglesia existe una escultura en madera policromada de la Virgen sentada con el Niño a la izquierda (al culto en la parroquia actual), de últimos del siglo XII o principios del XIII del clásico tipo de Vírgenes románicas, en el que ya se vislumbran atisbos del arte gótico, lo que hace ser un ejemplar muy interesante digno de ser cuidadosamente conservado, evitando por todos los medios que sea repintada, como ya se ha hecho con las manos y caras...
Su plegar fino y apropiada expresión avaloran el conjunto. -. La torre, realizada en tapial y revestida de ladrillo’ tuvo la finalidad de vigía y fortaleza en tiempos de la Reconquista. Con el paso del tiempo fue deteriorándose y, finalmente, el día 11 de diciembre de 2000, a las 16 horas, se desplomó esta seña de identidad. En el templo actual se conserva una hermosísima talla gótica de gran valor: originaria del despoblado de Escarbayosa; su último habitante, una mujer, trajo esta imagen en brazos hasta Reliegos. De gran valor son las tallas barrocas, provenientes también de la vieja iglesia, de San Antonio Abad, San Lázaro vestido de peregrino, los patronos S. Cornelio y S. Cipriano y el Cristo que preside en la cabecera de la iglesia; igualmente, es bellísimo el Niño Jesús de la VII Angustia y la pequeña talla de la Virgen del Pilar con el Niño en brazos El resto de imágenes, de mayor valor sentimental y religioso que artístico, son figuras seriadas de Olot.
El Pendón
En documento de 18 junio de 1288 se data la obligatoriedad que tenían las villas de Reliegos, Santas Martas, Villamarco, Valdeasneros, Escarbajosa, Penilla y Santa Cruz de presentarse al Concejo “con su señal y pendón”. Según la tradición, cada franja de seda, crespón o damasco correspondía a un premio otorgado por la participación en una batalla o hecho significativo en favor del rey, de la iglesia o de la nobleza. El pendón de Reliegos tiene seis franjas de seda roja y dos de color verde, unidas entre sí por galones bordados en hilo de oro. El color rojo era signo de realengo y el verde significaba pertenencia a un condado y, al parecer, estaba relacionado con la Reconquista, dado que el verde es el color del Islam. Hoy día se emplea en las fiestas y actos religiosos especiales.
El Camino de Santiago
Ha sido y es un fenómeno cultural, religioso y sociológico, a la vez que una experiencia individual de enorme trascendencia para los peregrinos que, durante siglos, han recorrido la mítica ruta Jacobea. La diferencia fundamental de la Peregrinación a Santiago, con relación a las de Jerusalén o Roma es que, mientras éstas se justifican por el hecho de llegar al fin a través del camino más corto, éste, el Camino Compostelano, demanda del que lo emprende una dirección, la de la Vía Láctea, para ir preparándose al encuentro final. El mismo Camino es un fin en sí mismo, proporcional a cada cual, y el provecho del encuentro con la tumba del Apóstol depende de la preparación emocional, espiritual, purificativa, iniciática o reiterada que ofrece la Senda. El Camino justifica el final, y no al revés. Para ello, es verdad, el Camino de las estrellas hacia el final del mundo, el Finisterre, debió proveer al homo viator de variados recursos que alimentaran al peregrino: las canciones, las epopeyas, las ficciones fabuladas y las leyendas estéticamente concebidas contribuyeron, tanto o más que la generosidad de pan y vino, y que el auxilio espirimal de una indulgencia, a garantizar el logro del camino por el camino.